Tercera parte del ABC del Rock según nuestro colaborador Milos de Azaola. Seguimos descubriendo grupos y repasando clásicos del género.
O – Orange Goblin. De todos los grupos de stoner que surgieron en los años 90 influidos por el sonido de Black Sabbath, estos chicos de Londres siempre fueron mis favoritos. Puede que musicalmente no fueran demasiado originales y que sus letras fueran escapismo puro y duro lleno de tópicos que parecen sacados de Dragones y Mazmorras, pero tenían un encanto especial. Sus primeros discos, Frequencies from Planet Ten y Time Travelling Blues son ciencia ficción musical en estado puro, como si Hawkwind hubieran colisionado con Black Sabbath o algo así. En el año 2000 sacaron el apocalíptico The Big Black (¿tal vez para mofarse del bluff del efecto 2000?), y un par de años más tarde el terrorífico Coup de Grace, con su fabuloso libreto imitando los viejos comics de terror. A pesar de ello, nunca han conseguido salir de la marginalidad y vivir de su música, y es que ser rockero en la Inglaterra actual es casi como predicar en el desierto.
P – Pretty Things. Grupo inclasificable que siempre ocupó un lugar muy especial en la escena rockera del Londres sixties. Empezaron como conjunto de rhythm & blues, un poco en la línea de los primeros Rolling Stones, pero más salvajes (a veces casi punks). Luego descubrieron el LSD, al que de paso dedicaron una cachonda canción, y se volvieron psicodélicos, creando la primera ópera rock de la historia, el alucinante S.F. Sorrow, para mí uno de los mejores discos jamás grabados (del que los Who, por cierto, tomarían buena nota para su posterior y mucho más famoso y flojo Tommy). Ninguneados por los medios (¿por ser demasiado originales y no atenerse a lo que se esperaba de ellos?), tuvieron que subsistir grabando bandas sonoras bajo el nombre de Electric Banana y aceptando encargos extraños de aristócratas decadentes muertos en misteriosas circunstancias (toda la historia del disco que hicieron para Phillipe DeBarge da para una película). En 1970 resucitaron con Parachute, un hermoso álbum de pop (elegido disco del año en la revista Rolling Stone), y más tarde ficharon por Swan Song, el sello de Led Zeppelin, a los que parodiaron con el título de su disco Silk Torpedo. Increíblemente, todavía siguen dando guerra, como si también ellos hubieran hecho un pacto con el diablo.
Q – Quicksilver Messenger Service. Este grupo no es tan conocido como otros de la escena hippy de San Francisco que tuvieron más éxito, como Grateful Dead, Jefferson Airplane o los Big Brother de Janis Joplin, pero en mi opinión les da mil vueltas a todos los demás. John Cipollina es el mejor guitarrista que dio esa escena, capaz de hacer solos de los que quitan el aliento como si nada. Sus canciones transmiten lo que entonces se llamaban buenas vibraciones, dejándole a uno con una sonrisa tonta en la cara, aunque no se haya fumado un porro antes. Por cierto, se pusieron ese curioso nombre porque todos los miembros de la banda eran Virgo, un signo bajo el influjo de Mercurio. Además vivían todos juntos en plan comuna en un rancho (sí, todo muy hippy). Cipollina afirma que vivían al día pero que se lo pasaban muy bien. Su pasión por el oeste les llevaba a disfrazarse, jugando a los indios y vaqueros con sus amigos de Grateful Dead. En una ocasión llevaron el juego hasta el extremo de irrumpir en un concierto de los Dead y fastidiárselo atándoles a un poste, a lo que ellos respondieron más tarde atacando su rancho con pistolas de agua o algo así… Supongo que cuando estás fumado la mitad del tiempo haces este tipo de cosas.
R – Rolling Stones. Si los Rolling Stones no hubieran creado algo como “Satisfaction” en 1965 la historia del rock seguramente habría sido muy distinta. Digamos que fue la chispa que empezó el incendio. Sus Satánicas Majestades influyeron a un montón de gente con su música y su actitud, en las antípodas del pop para todos los públicos de los Beatles. En aquella época sólo ellos marcaban la diferencia con respecto a la norma, pues todavía faltaban un par de años para que la revolución del rock llegara a su punto álgido. Pero ahí estaban ellos, entonces unos chavales, para decir que no se sentían satisfechos (no deja de resultar irónico que ahora se hayan vuelto casi respetables, convertidos en una especie de institución… por cierto, a ver cuándo te jubilas, Jagger). Los críticos suelen decir que Exile on Main Street y Beggars Banquet son sus mejores discos, pero a mí siempre me han gustado más Let It Bleed, Aftermath o Between the Buttons. Cuestión de gustos, supongo.
S – Spirit. Grupo liderado por el guitarrista Randy California, colega y discípulo aventajado de Jimi Hendrix (que fue quien le llamó California para distinguirle de otro Randy que tocaba con él). Eran como una gran familia, pues en el grupo también estaba el padrastro de Randy, el batería Ed Cassidy, y vivían todos juntos en una gran casa de Topanga Canyon en medio de la naturaleza, en plan comuna (sí, una moda muy extendida entre los músicos de California, por lo visto). Spirit tenían la habilidad de mezclar como nadie rock, pop, jazz y casi cualquier cosa. Uno se estremece al pensar que cuando grabaron su primer disco, Randy California sólo tenía 16 años. Mi disco favorito de Spirit es The Family That Plays Together, aunque también destacaría Twelve dreams of Dr. Sardonicus (Dr. Sardonicus era el nombre que le daban a la mesa de mezclas que les hacía jugarretas durante la grabación del disco). También sacaron un single apocalíptico, “1984”, inspirado en la novela de George Orwell. Hay varias canciones de Spirit especiales para mí, ligadas a mi vida sentimental por diversos motivos, como “Dark Eyed Woman”, “Taurus” o “Nature’s Way”.
T – Thin Lizzy. Un grupo liderado por un irlandés mulato que parece un cruce de Jimi Hendrix y Van Morrison, acompañado a su vez por las guitarras gemelas de un escocés con ganas de bronca y un yanqui guaperas, tiene que ser especial a la fuerza. En mi opinión, Phil Lynott fue uno de los mejores letristas del rock, un narrador de historias nato, a la manera de los antiguos bardos irlandeses. Enamorado de la cultura celta de su isla natal, podía componer maravillas como “Emerald”, sobre los soldados de fortuna irlandeses, o “Vagabonds of the Western World”, inspirada en una antigua leyenda celta (y una de mis canciones favoritas de todos los tiempos). También le fascinaban las historias del oeste, como muestra en “Cowboy song”, o la ciencia ficción, como deja patente en “Jailbreak”, que parece casi la banda sonora de una película. Como decían en uno de sus discos, Thin Lizzy tenían mala reputación. Lynott iba de tipo duro (lo cual al final le acabó pasando factura), pero en el fondo era un romántico. Algo muy irlandés.
U – Uriah Heep. Un grupo de rock duro al que en su día se comparaba con Deep Purple, pues las dos bandas tenían teclistas con tendencia a la grandilocuencia y cantantes a los que les gustaba pegar gritos agudos. Su extraño nombre lo sacaron de un personaje de Charles Dickens, aunque su cantante se llamaba Byron, como el poeta (y era más o menos igual de ligón, a pesar de que Uriah Heep tiene fama de ser el grupo más feo de la historia del rock). Byron influyó a muchos cantantes posteriores de heavy, con esos agudos que soltaba capaces de romper cristales. Mi disco favorito de este grupo es Look At Yourself, que contiene el himno de mismo título y esa épica balada llamada “July Morning”, que te hace rememorar los amores de verano…
V – Vanilla Fudge. El grupo más famoso de Long Island antes de que Lou Reed formara su Velvet Underground (es curiosa la querencia por la letra V de los grupos sesenteros de Long Island, si contamos además a los Vagrants y a Bohemian Vendetta). Su sonido era denso y contundente, extrañamente psicodélico en su mezcla de pop y soul, y con cierta tendencia a la grandilocuencia. Su primer disco estaba formado sólo por versiones mutantes de temas conocidos (con frecuencia superiores a los originales: los Beatles fliparon con lo que les hicieron a sus canciones). Posteriormente compondrían ya sus propios temas, aún mejores; su disco Renaissance, por ejemplo, es una verdadera obra maestra. Considerados precursores del rock duro, apadrinaron a unos todavía desconocidos Led Zeppelin en su primera gira por Estados Unidos. Al año siguiente Carmine Appice y Tim Bogert dejarían la banda para formar el grupo Cactus, algo así como una versión americana de Led Zeppelin.
W – Winter, Johnny. Uno de los mejores guitarristas de blues-rock. El más blanco de todos los bluesmen (albino, de hecho), puede sonar tan negro como B.B. King. Natural de Texas, su bagaje musical es considerable. Trabajó durante muchos años como músico de estudio cuando todavía era un crío, curtiéndose de cara al futuro (el hecho de ser albino tal vez influyó en su timidez al principio de su carrera). Sus cuatro primeros discos de estudio son clásicos del rock. Mi favorito es Still Alive and Well, tal vez su trabajo más rockero. Su hermano, Edgar Winter, también fue un músico notable, autor del memorable “Frankenstein”.
Y – Yardbirds. Este grupo de los 60 es conocido sobre todo porque tres dioses de la guitarra pasaron por él, en este orden: Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page. Inquietos como pocos, empezaron como un conjunto de rhythm & blues, como tantos grupos ingleses de la época, pero en su single “For your Love” ya mezclaron pop con sonidos orientales, lo cual disgustó al purista de Clapton, que se largó del grupo para ser sustituido por Jeff Beck. Con Beck grabaron sus mejores canciones, entre ellas “Shapes of Things”, considerada la primera canción psicodélica de la historia. Los Yardbirds fueron ante todo un grupo de singles (probablemente el grupo con el repertorio de singles más apabullante de la historia, por cantidad y calidad). Cada single que sacaban era una pequeña joya, pero cuando se metían en el estudio para grabar discos de larga duración, extrañamente no conseguían mantener ese altísimo nivel. Su sonido evolucionó de forma notable hasta apuntar claramente el camino que más tarde tomaría Jimmy Page con Led Zeppelin (de hecho, al principio Led Zeppelin iban a llamarse New Yardbirds, pues Page los concibió como una evolución natural de su antiguo grupo, y todo el concepto que hay tras su disco de debut está esbozado en los singles de los Yardbirds, que lo mismo podían hacer blues que angustiosas canciones de sonido más oscuro, como los Zepp; incluso varias canciones del debut de los Zepp proceden del repertorio de los Yardbirds).
Z – Zappa, Frank. El genio que demostró que se podía hacer rock con sentido del humor. Se dio a conocer con sus descacharrantes Mothers of Invention, sacando el monstruoso Freak Out!, el primer álbum doble de la historia del rock, carta de presentación del movimiento freak de Los Angeles (algo así como la respuesta ácida a la ingenuidad de los hippies de San Francisco). Los freaks eran realmente eso, cualquier cosa menos gente respetable. Zappa era su portavoz, y durante toda su carrera se caracterizó por su crítica mordaz de la sociedad americana, así como de la industria discográfica. En la era Reagan fue uno de los músicos que más áctivamente luchó contra la censura en el rock, con una memorable comparecencia ante el senado. Es difícil elegir un solo álbum de su extensa y variada discografía. Me quedaría tal vez con Joe’s Garage, una especie de delirante ópera rock dividida en tres actos que cuenta la historia de un joven guitarrista llamado Joe, ambientada en un futuro no muy lejano. La historia está narrada por el Examinador Central, un ente al estilo del Gran Hermano de Orwell, que dicta y ejecuta todas las leyes referentes al eje argumental de esta obra: la prohibición de la música. Esperemos que ese futuro nunca llegue.